LA VILLA PEDRO
(A raíz de los nuevos planos
de Villaguay que pretenden ubicarla en la Villa Siri)
La Villa Pedro es un mito
invisible ubicado en algún lugar exacto del afecto, el espacio y el tiempo, al
que ya no es posible acceder, salvo por aquellos elegidos que la llevan
consigo.
Para algunos, era el descampado más
cerca de la plaza donde en el encanto de sus noches sin luna, no pocos chicos
del centro, veían el refugio ideal para ceder a su instinto de amor.
Para otros, fue un lugar de paso
camino a la costa. Para nosotros, es el idilio con la eternidad.
Era levantarse y acostarse. Salir y volver. El
esfuerzo compartido; el recreo disfrutado. Era la ley pareja, que aunque dura,
no sabía a rigor. Era la causa de los que miran de afuera. Era el abrazo
cotidiano; los amigos; los abuelos; los padres; los hijos; los nietos. Era la
guitarra; la murga.
Era el gol.
Era la pobreza que se lleva con
orgullo. El valor del trabajo; la solidez de la palabra. Era el barro; la
tierra; la luna y el sol.
Eras vos.
La conciencia ancestral donde es
imposible separar mito y razón. La dimensión exacta de la vida. Todos están.
Como el corazón quiere que estén.
Los nuevos artífices de los
diseños urbanos, pretenden ubicarla en un lugar de la geografía de Villaguay
donde, para ratificar su leyenda, el mítico barrio, nunca estuvo.
Es que no puede ser descubierto
desde los enfundados sillones -de burocráticos despachos- de aquellos hombres
que solo pisan sus calles en temporadas de pesca de votos.
No estaba allí. Y si la quieren
descubrir, tampoco la van a encontrar.
Es una fuerza espiritual
ininteligible al análisis racional de los agrimensores. Es la síntesis espacial
del espíritu de la tierra y la excelsa dignidad de los hombres que, en las
cosas simples de la vida, construyen la grandeza de la humanidad. Es el acervo
cultural que habita un pedazo del espacio y el tiempo, en la epopéyica
dimensión de Villaguay.
No la van a encontrar. En los
planos que hoy pretenden admitir su existencia durante tanto tiempo negada, no
la van a encontrar.
Pero los elegidos, saben donde
está. Va con ellos. Tal vez se lo puedan contar.
Es la Villa Pedro.
Solo la descubren, los que la
pueden respirar.
Chispa