viernes, 8 de octubre de 2010

Acerca del remanido Exabruto de Lucas Carrasco

Bueh...!.
Vuelvo a estar en una  disyuntiva que no parece tener la misma trascendencia ni gravedad que aquella pero solo  el tiempo la define. Por eso creo que tenemos que ser muy claros y no abrir ninguna puerta a la confusiòn.
Un salame y un boludo o un loquito suelto, parecerìa ser la versiòn posterior al adolescente rebelde, transgresor, intrèpido, audaz, atrevido, sentimental y soñador. También  la versión precedente de los otrora estúpidos, imberbes e inorgánicos que con coherencia, osadía y convicción empezaron a alumbrar la épica de un camino dramático, doloroso y pertinaz que selló las condiciones para abrir las puertas a esta epopeya del presente donde el conjunto de las fuerzas populares juegan el destino del Proyecto Nacional y Popular. Suelen ser parte de un crecimiento natural en el que los hombres y mujeres van forjando la firmeza de convicciones que a la postre de su formación aportarán los mejores cuadros para del progreso económico y social de nuestro pueblo.
La formalidad y organicidad de estructuras y cuadros políticos son esenciales a la marcha efectiva  y coyuntural del Proyecto, pero los anticuerpos contra las fuerzas retardatarias, de burócratas afectos a las alfombras y privilegios, de técnicos sin compromiso, de agentes sin convicciones sensibles a las tentaciones y presiones de los poderosos,  de trepadores, de acomodaticios, de ineptos, de traidores y de corruptos, que nunca faltan en todo gobierno por mas revolucionario que se precie, –muchas lecciones nos ha dado la historia-, siempre proviene de los espíritus imberbes, rebeldes, transgresores e inorgánicos, que ponen la cara y van al frente y son siempre los salames y boludos que son nuestro orgullo y a los que la historia siempre se ha llevado puesto.
Reconozco que la edad nos hace menos rebelde, menos transgresores, responsables de resguardar espacios personales de propiedad, de familia, de trabajo y otros a los que esa juventud rebelde no se ve con la obligación de atender. Que muchas veces nos encontramos atrapados en un marco formal y legal impuesto por los sectores de poder que con dudosa legitimidad democrática y sentido popular se adueñaron de las instituciones.
Despues de haber levantado hasta el cansancio consignas tales como: “Perón o Muerte”; “Cinco por uno”; “Queremos las cabezas de Villar y Margaride” y tantas otras, cómo podemos hoy “comprar” que el espíritu democrático  -que no exhiben ninguno de los que se agravia ante “tamaño exabrupto”-, nos obliga a rasgamos las vestiduras porque afecta la convivencia, la paz social, la imagen de los funcionarios, la marcha del Proyecto y otros rebusques del mismo rigor, como si no nos estuvieran denostando, insultando y mintiendo todos los días por cualquier mínimo suceso o invento que se les cante.
Semejante desvarío ante una narración claramente ficticia, claramente humorística y claramente surrealista, muestra que la única equivocación de Lucas Carrasco es que si se planteó como objetivo de su escritura el “levantar minas”, lo único que consiguió es levantar boludos. Que los medios monopólicos lo hayan utilizado es la máxima demostración: ellos escriben para boludos.
 No tengo relaciones personales ni políticas con Lucas  pero creo que lo conozco. Bicho raro. Cuestionador. Sagaz. Estudioso. Zarpado. Inorgánico total. Inencuadrable. Audaz. Galvanizado al Sistema.
Creo que estas expresiones de la juventud son los únicos imprescindibles. Los que garantizan que el Proyecto no se burocratice, no se desvíe, no se banalice. No caiga subyugado a los privilegios y las tentaciones del Poder. El movimiento estudiantil y Juvenil está demostrando la aparición de muchos Lucas Carrasco. La salud del Proyecto Nacional y Popular encuentra las mejores condiciones para garantizar su esencia y continuidad. A ellos, felicitaciones y gracias

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